Nace el Mac Mini: La estrategia de Apple para conquistar (por fin) el salón

Llevo años peleándome con el mismo sueño: tener un ordenador en el salón. No un trasto feo y ruidoso, sino el centro multimedia definitivo.

He tenido siempre un ordenador conectado a la tele. He probado mil cosas. Mi objetivo era que XBMC (eso que ahora todos llaman Kodi, pero que entonces era nuestro secreto) fuera el centro de mi salón. Tengo toda mi música y mis películas en discos duros, pero odio con toda mi alma las interfaces feas de carpetas. Quiero ver carátulas, quiero que sea bonito, que funcione fluido.

Pero seamos sinceros, no he conseguido que funcione bien del todo. O Windows es un infierno para arrancar solo en un programa, o la «caja» hace más ruido que una aspiradora, o la mujer (o la visita de turno) no entiende cómo demonios se pone una película.

Y entonces, llega Apple y presenta esto. El Mac Mini.

No es un «Apple TV» capado. Es un ordenador de verdad, en una caja ridículamente pequeña y, sobre todo, bonita. Es la pieza que me faltaba. Un Mac completo, con OS X, al que solo tienes que enchufar a la tele y ponerle un teclado y ratón inalámbricos.

Es la máquina ideal para ese centro multimedia con el que sueño. Silencioso, potente para reproducir vídeo, y con una interfaz que no da vergüenza ajena. Es, por fin, la estrategia de Apple para conquistar (de verdad) el salón.

Claro, que hay un «pequeño» detalle: el precio. Es Apple. Es precioso, es perfecto, y se me va completamente de precio de momento. Pero la idea ya está ahí. Han marcado el camino.