Adiós, PowerPC. Probamos el nuevo MacBook Pro (Enero 2006): ¿Es este el futuro de Apple con Intel?

Tengo que reconocerlo: estoy escribiendo esto con una sensación muy extraña. Apple ha presentado el nuevo «MacBook Pro». No «PowerBook». «MacBook». Y lo más importante: lleva un procesador Intel dentro.

«Intel Inside». Como un Dell. Como un clónico de Beep.

Mi primera reacción al anuncio fue de escepticismo, casi de traición. Llevamos años defendiendo que la arquitectura PowerPC era superior. Que la combinación del hardware de Apple y el G4 o el G5 era lo que nos hacía diferentes. Éramos los de «Think Different», no los que usábamos los mismos componentes que el resto del mundo gris de Windows.

¿Y ahora esto? ¿Hemos perdido la guerra? ¿Se rinde Steve Jobs y mete al enemigo en casa?

Tengo el nuevo portátil delante y es… raro. Es rápido, sí. No parece calentarse tanto como mi G4. Pero la sensación es agridulce. Se acaba una era. Supongo que esto significa que por fin podremos tener un portátil que (en teoría) no se ahogue con las aplicaciones que no están optimizadas. Supongo que tiene ventajas.

Pero no puedo evitar sentir que Apple ha perdido un poco de su alma. Ha abandonado su propia arquitectura por la del estándar de la industria.

¿Es este el futuro? ¿Un Mac que es, por dentro, un PC? No sé si me gusta la respuesta.