El caballero oscuro

Llevo cuatro días dándole vueltas. Cuatro días intentando procesar lo que vi el viernes en el cine.

El hype era real. Todos vimos esos tráilers. Oímos esa música disonante, ese «Why so serious?». Leímos las primeras críticas, que hablaban de «El Padrino de las películas de superhéroes». Eran palabras mayores. Palabras peligrosas. Era imposible que ‘El Caballero Oscuro’ estuviera a la altura de esa promesa. Imposible.

Pues bien, lo está. Y la supera.

No sé ni por dónde empezar, así que seré directo: ‘El Caballero Oscuro’ no es una película de cómics. Es una obra maestra del cine. Es un thriller criminal denso, oscuro y complejo que, casualmente, está protagonizado por un tipo disfrazado de murciélago y su némesis, un payaso anarquista.

He salido del cine física y mentalmente agotado. Nolan ha cogido el realismo que ya nos maravilló en ‘Batman Begins’ y lo ha elevado a la categoría de tragedia griega. Esto es ‘Heat’ de Michael Mann mezclado con ‘El silencio de los corderos’. Es una película sobre el alma de una ciudad, sobre el caos contra el orden, sobre hasta dónde se puede doblar un hombre antes de romperse.

Y luego está él.

Hablemos de Heath Ledger. Todo lo que habéis oído es cierto. Y se queda corto. Olvidaos de Jack Nicholson. (Jamás me imagine escribiendo esto). Esto es otra cosa. Ledger no interpreta al Joker. Ledger ES el Joker. Ha desaparecido por completo dentro de un agente del caos absoluto, un perro rabioso que persigue coches sin saber qué haría si los alcanzara. Cada gesto, cada tic, cada chasquido de lengua, cada inflexión de voz… es aterrador. Es hipnótico. Es, sin duda, una de las mejores interpretaciones que he visto en un cine en toda mi vida. No me extrañaría nada que estemos hablando de un Oscar póstumo. Sería lo justo.

Pero la película es mucho más que el Joker. Es un Aaron Eckhart perfecto como Harvey Dent, el auténtico «caballero blanco». Es un guion que no te da un segundo de respiro, que te plantea dilemas morales que te retuercen en la butaca.

«O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en el villano».

Esa frase resume la película.

‘El Caballero Oscuro’ ha cumplido todo lo que prometía. Ha cogido un género que, hasta ahora, era entretenimiento palomitero (con honrosas excepciones) y lo ha convertido en ARTE. Con mayúsculas. Ha puesto el listón tan alto que no sé cómo demonios van a poder hacer otra película de superhéroes después de esto.

Una obra maestra. No tengo otra palabra.