El Emblema del Traidor y por qué Juan Gómez-Jurado entiende internet

Hay autores que descubres por casualidad. Hay otros que te descubren ellos a ti.

En 2016, si estás un poco metido en el mundo de internet, los blogs y las redes sociales, es imposible no conocer a Juan Gómez-Jurado. Es ese tipo que se pelea por los precios de los ebooks, que discute (con razón) con gente como Alejandro Sanz sobre el tema y que, de vez en cuando, rompe la baraja y hace lo impensable: regalar su trabajo o ponerlo a un precio simbólico.

Yo llegué a «El Emblema del Traidor» precisamente así. Lo puso a 1€. Un euro.

Y claro, por un euro, lo compré. Sinceramente, no esperaba gran cosa. Pero el libro… ay, el libro.

DE QUÉ VA

No voy a destripar nada, pero diré las palabras mágicas: Segunda Guerra Mundial. Nazis. Secretos. Una búsqueda del tesoro a través de una Europa que se desmorona. Todo lo que habla de nazis, a mí me tiene. Y este libro lo hace de maravilla. Es una novela de aventuras pura y dura, de esas que te recuerdan por qué te gustaba leer de pequeño. Engancha como pocas. Tanto, que en ese momento, se convirtió en mi libro favorito.

PERO EL LIBRO NO ES (SOLO) LO MEJOR

Lo que me hizo escribir esta entrada no es solo la novela, que es fantástica, sino lo que vino después. Al final del ebook, el propio autor te animaba a que, si te había gustado, le escribieras un email. Y yo, que me lo había pasado en grande, lo hice. Le escribí un par de líneas dándole la enhorabuena y las gracias por el buen rato y por el precio.

No esperaba respuesta, claro. ¿Qué vas a esperar?

Y a los pocos días, tenía un email en mi bandeja de entrada. Del propio Juan Gómez-Jurado. Dándome las gracias por escribirle y, atención, adjuntándome un archivo. Me regalaba «Espía de Dios». Otro de sus libros. Gratis. Por haber comprado el anterior a 1€ y haberle dedicado dos minutos de mi tiempo.

Ese gesto lo es todo.

Demuestra algo que muchos llevamos años diciendo: NO es tan difícil hacer las cosas bien. No pirateamos por sistema, no pirateamos por piratear. Pirateamos cuando nos sentimos estafados, cuando nos quieren cobrar 15€ por un archivo digital o cuando nos ponen mil trabas para acceder a un contenido.

Cuando un autor se baja al barro, habla con sus lectores, entiende el medio digital y te ofrece un precio justo (¡o un regalo!), la respuesta es comprarlo. Y recomendarlo. Y esperar con ganas el siguiente.

Qué fácil era, y qué pocos lo entendieron (y lo entienden) tan bien como él en ese momento.