Vale, sí, lo admito: soy un ‘fanboy’. Mi objetividad cuando se trata de Apple es, como poco, cuestionable. Pero dicho esto, y tratando de ponerme el sombrero de analista imparcial (spoiler: no lo consigo), la nueva campaña «Get a Mac» es, sencillamente, brillante.
Apple por fin ha soltado el complejo. Ha dejado atrás los anuncios de siluetas bailando (que eran geniales, pero ya estaban agotados) y las historias de «switchers» anónimos, y ha pasado al ataque. Y lo ha hecho con una elegancia y un sentido del humor que desarma.
La idea es de una simpleza genial: personificar las dos plataformas.
Por un lado, «Mac». Interpretado por Justin Long, es el tipo joven, creativo, relajado, vestido con vaqueros y sudadera. Es el tipo que quieres ser. Es la imagen que Apple quiere proyectar (y la que los que usamos Mac queremos creer que proyectamos, claro).
Por el otro, «PC». Interpretado magistralmente por John Hodgman, es un tipo de mediana edad, trajeado, aburrido, un poco torpe, que siempre está preocupado por «el trabajo», los virus, los reinicios y los problemas burocráticos.
Es una declaración de intenciones brutal. Apple ya no te dice «mira qué bonito es mi sistema operativo» o «mira qué bien se ven las fotos». Apple te está diciendo: «¿Quién quieres ser en la vida? ¿El tipo gris y aburrido que se pelea con la tecnología, o el tipo creativo que simplemente… funciona?».
La guerra publicitaria de los 80 fue la de «1984» contra IBM. Era épica, oscura, revolucionaria. La guerra de 2006 es esta: humor sutil, fondo blanco minimalista y dos personajes que en 30 segundos definen dos universos.
Los de PC dirán que es un ataque injusto, que es demagogia, que los PC también pueden ser creativos. Y tendrán razón. Pero da igual. La publicidad no va de hechos, va de percepciones. Y Apple acaba de ganar la guerra de las percepciones de la próxima década.
Brillante.


